MI INVIERNO



Mi invierno


Me llama Onix Siendo solo un joven de dieciséis años de edad quise emprender un viaje bastante largo en tren:
Nevaba entonces de manera algo brusca, pero al mismo tiempo era suave y confortable. La ciudad se viste de blanco en invierno, los edificios y a las calles, para mi es más hermoso que una paleta de veinticuatro colores. ¿Para que Viajo? Viajo para verme con mi amada amigo, mi amor, ml luz, mi color. Es una mujer realmente hermosa. Su nombre es Marcela. Ella era mi Mar y Cielo.

Estuve listo, me subí al tren a las cinco de la tarde. El frío era extremadamente fuerte, aunque estaba abrigado, demasiado diría yo. Sentía coma si se me helara el cuerpo. El tren partió  y tengo que pasar por ocho estaciones para llegar donde Marcela... me esperaba en la estación.

Ha pasado una hora desde que empecé a viajar, aún hay gente y todo esto tranquilo. Me decía a mí mismo mientras miraba como la nieve empañaba la ventana: " Recuperaré el tiempo que hemos perdido”. Me quede dormido después de una hora.

Desperté par un sonido extraño... era alga que no podía reconocer. Me levanté y no había nadie en el vagón donde me encontraba. Mire la hora: 9:37 PM. Me pregunté por qué no había nadie, y por las ventanas no se veía ninguna señal de cualquier cosa, solo está presente la nieve, que era coma si me vigilara a través de los vidrios empañados de frío. Me estaba empezando a asustar, no había nadie, así que decidí irme al otro vagón, lo importante es encontrar a alguien, me decía a mí mismo. Pero no había nadie, es más, el tren estaba detenido. Hubo un apagón de  electricidad. Inmediatamente saque una linterna pequeña, de bolsillo, y empecé a andar hasta donde se suponía, qué de pronto, estaba el conductor.

Estaba yo avanzando y escuché un grito que parecía un eco. Me volví hielo completamente. Me escondí debajo de un asiento, era un milagro que podía esconderme allí. Empecé a escuchar pasos viscosos. Vi unas piernas, cuatro para ser exacto. Parecían piernas sin piel, solo carne cruda andando. No sabía que estaba pasando y no quería salir de mi escondite. Había un silencio que me estaba empezando a fastidiar, pero de un momento a otro una de esas cosas me sacó de mi escondite por el cuello. No quise abrir los ojos, obviamente por miedo. Mi cuello estaba siendo apretado tan fuerte que no respiraba, caí al suelo y mi mirada se desvanece mientras miro solo dos piernas de algo que no quería saber que era.

Desperté por el frío. La nieve me cubría el cuerpo, estaba fuera del tren y frente a la estación que me esperaba Marcela. El tren estaba frente a mí, pero era como si se  desvaneciera. Me levanté y empecé a caminar hacia la estación que se encontraba a unos treinta metros de mí. Miré ml reloj: eran las doce de la media noche. Por un momento pensé que ella no estarla allí, y que nadie me creerla lo que viví en ese tren, ni yo me lo creía. Al llegar entre a la estación y empecé a caminar algo más rápido, hasta que vi a una mujer sentada en una silla de la estación. Guise llorar en ese momento, era ella, era Marcela. Corrí hacia ella y le dije:

-Marcela-Ella se levanta y me abraza-Pensé que mis recuerdos te Iban a motor-
-¿Qué?-Pregunté yo mientras la soltaba y la miraba a los ojos

-El tren en el que estabas no existe, es solo un lugar creado por mí.
Después de eso pasé la noche en la casa de ella, hablamos seis horas en su cuarto hasta que nos quedamos dormidos. Dormimos dos horas. Al media día fuimos juntos a la estación, el tren llego y antes de que las puertas se serrasen la bese y me fui, sabía que no la volverla a ver.

Marcela coma muchas personas puede crear lugares a base de sus sentimientos o miedos, incluso nervios. Todos creamos lugares aunque no los veamos. Como imaginan nunca la volví a ver, desapareció, se volvió como un fantasma que me atormenta. Después de 22 años recibí una carta sin ubicación del propietario. La carta era de ella, quien me decía que se iba a casar, y que no quería que la buscase, que viviera mi vida. Así empecé un nuevo amanecer, dándome cuenta que estos sentimientos de antaño era mejor dejarlos.

Fin

Comentarios

Entradas populares de este blog

El hombre mediocre Introducción, mi explicación

CARTA DE UN BARCO PERDIDO EN EL MAR