CARTA DE UN BARCO PERDIDO EN EL MAR
No
sé si me un gran error haber planeado esas vacaciones, o al fin y al cabo iba a
suceder esta catástrofe.
Planeamos
mi esposa, mi hija (una niña de cinco años) y yo unas vacaciones a una isla
tropical que era muy conocida. Recuerdo que vivíamos en un mundo tan bello.
Todo paso tal cual y lo planeado. Llegamos a la isla a disfrutar, comimos,
jugamos y nos divertimos mucho hasta ese día que empezó todo.
Habíamos
oído que había un problema en el hospital con varios enfermos que atacaban a los
doctores mordiéndolos o arañándolos de manera muy violenta. Nos dormimos en la
habitación del hotel muy tranquilos hasta que todo sucedió.
La
gente del hospital enloquece y empiezan a comerse entre ellos. El mismo problema
se esparció rápidamente en toda la isla. Nosotros no tuvimos opción y nos
escondimos en el hotel asegurando la entrada a la habitación. Teníamos miedo, y
yo tenía un cuchillo de la cocina en mi mano. Pero mi esposa fue mordida en el
brazo derecho y no entendía por qué tenía tanta fiebre. Había estudiado
biología y entendía que la fiebre aparecía cuando un cuerpo tenía una
infección, y entre más alta estaba Ia fiebre la infección era más grande, pero
no entendía nada. Le dije a mi hija que se quedara en la habitación con mama
mientras yo iba a la sala principal en busca de medicamentos. Le dije que
cuando yo tocara Ia puerta tres veces me abriera la puerta.
Salí
y encontré unas pastas para la fiebre, pero escuche un grito de mi hija, lo que
me hizo correr. Cuando llegue yo golpeaba la entrada y gritaba que me abriera,
pero el grito se fue apagando y ya no oía nada. Hice fuerza y derribe la
entrada, pero lo que vi me dejo paralizado. Vi como mi esposa se comía a mi
hija, me tape la boca y salí corriendo del hotel mientras mis ojos lloraban,
corrí y corrí’ sin descanso hasta llegar al supermercado. No vi caminantes
mientras corría, no sé dónde podían estar todos.
Llegué
al supermercado lleno de lágrimas que me baba dificultades para ver, no
importaba cuanto me las secase, salían sin parar. Me apoye en una vitrina a
llorar, ahora entendía que no me podía dejar morder, ni arañar, pero corría
riesgo de contagiarme por el aire.
Una
vez de haberme convencido de que me calme, cuando en realidad perdí la razón. No
había mucha comida y no encontraba agua en botella. Hasta que vi a un tipo muy
gordo sosteniendo una muy llena, me queda mirando listo para pelear. Arranque
un sostenedor de una vitrina y empecé a golpear a aquel tipo, estaba segado por
el dolor y la rabia, así que le golpeé hasta matarle. Había sangre por todos
lados, cogí la botella, un maletín, unas latas de comida y me fui lo más rápido
que pude. Había olvidado que llevaba un cuchillo conmigo lo cual use para
varios de esos muertos.
Recogí
gasolina, tres galones de gasolina. El primero salón lo lleve al hotel y empecé
a esparcir gasolina por todo el pasillo y por partes, pero no me fui hasta la habitación
donde vi aquello. Le prendí fuego al lugar. Me fui lo mas rápido posible, sabía
que atraería a esos muertos, así que me fui por los otros dos galones.
Encontré
varios barcos muy pequeños pero solo uno funcionaba, así que me fui en ese
barco.
Recién
aceleré y me empiezo a sentir realmente cansado, pero tenía afiebre. No pude
más y frene el barco, y me desmayé.
Despené
con mi cuerpo hirviendo de la fiebre, era innegable, estaba infectado. Estaba
infectado sin que me hayan mordido, lo que me da a entender que fue por el
aire. En ese momento me puse a llorar. Lloré por todo lo que hice, en especial en
haber asesinado a ese tipo.
Me
levanté tome un poco de agua, y puse esta nota en la entrada del barco. Me
encerré en el baño esperando mi muerte. No había opción al fin y al cabo solo
tenía un cuchillo.
Dejé
la nota en la entrada del baño donde me encerré, no abran la puerta, déjenme
solo. No importa si me Convertí en uno de ellos, déjenme solo, porque ml maldad
me volvió uno de ellos. Déjenme solo.
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