EL VIAJE ASTRAL CAPITULO 5


~Capítulo 5~

Un hombre abrió la puerta, parecía muy diferente. Yo entré sin pedirle permiso y cerré la puerta. Empecé a respirar, estaba bastante agitado. –Lo siento, tengo un pésimo estado físico.-le digo yo-

-¿Eres un viajero?-me pregunta el-

-Eso creo…

-Llegaste en buen momento, joven-camina hacia una silla con una mesa y se sienta-

-Me tiro  siento en el suelo, recostándome en la pared-¿Quién eres tú?

-Soy el guardián del reloj-me dice el mirándome desde la mesa-

-¿El qué?-me levanto a observar y tocar el motor del reloj-

-Ese motor no funciona, solo alguien que porte la luz puede encenderlo.

Mis manos tocaron el motor, donde había un símbolo, algo muy parecido a un sello. El motor encendió con mucho destelló mientras mis manos resplandecían un poco. El tipo, el guardián del reloj se levantó  asombrado.  Yo separé mis manos del sello. El guardián del reloj me pone sus manos en mis hombros, muy sorprendido.

-¡Lo lograste encender!

-…

-¡Tú eres especial!... ¡Debes encender las otras estaciones y relojes!

-Yo aparto sus manos y le digo-Yo… no entiendo que está pasando.

Ambos nos sentamos en una mesa cerca de nosotros. El lugar estaba hecho  como cualquier otra torre. Está tenía un motor muy grande en su primer piso que al parecer daba energía al reloj y lo hacía funcionar.

-Yo necesito saber que es todo esto-le pregunto-

-No sé quién eres joven, pero tienes la luz en tu interior-Me dice temblando de nerviosismo-  Sígueme.

Empezamos a subir las escaleras frías y oscuras.  Era una torre muy alta, pero podía deducir que era especial. Cuando llegamos a la cima pude ver una visión mucha más ampliada. Era una vista  muy desoladora, llena de oscuridad y fuego ardiendo al fondo. Había edificios, casas, cuerpos moviéndose solos y sin vida.

-¿El mundo astral  es así de oscuro?-le pregunto yo-

-No, hace un tiempo no era así. Las torres del reloj son las encargadas de iluminar el mundo astral y controlar su tiempo. Sin estas torres los viajeros no pueden volver a su mundo-me dice el juntando sus manos y apoyándose en la orilla-También controlan las memorias de todos, se encargan de que no olvidemos nada. ¿No te parece que has olvidado sueños últimamente?

-Sí, he olvidado muchas cosas-me apoyo en la orilla-

- Gracias a ti, el siguiente camino se ha iluminado. –Me señala un camino iluminado- Eso lleva a más torres, si logras encenderlas habrás ayudado demasiado.

-No entiendo nada.

-Mis memorias han sido borradas, solo sé cosas que he encontrado en los libros del primer piso. Pero me da demasiado miedo salir solo, no podría sobrevivir… Pero tú tienes la luz-me dice mirándome-

-Entonces acompáñame-le digo-

-Será un viaje largo y difícil. Llámame Edric.

-Yo soy Neithan. ¿Entonces no sabes nada más?

-No, y necesito respuestas-me dice el-

Apareció de la nada la bestia que me atacó al inicio cuando me dirigía a la torre. Con sus enormes dientes se abalanzó contra mí, tenía mucha fuerza  y sus garras me empezaban a hacer daño. Edric golpeo a la bestia con un puño severo que le detonaba un color rojo. Hizo que la bestia callera noqueada. Me levanto y le digo:

-¿Cómo haces eso?

-No lo sé - empieza a girar su muñeca-

La criatura empezó a cambiar a color, y empezaba a tornar el cuerpo de una mujer, su pelo se normalizo, sus manos, sus piernas y su rostro.

-Por Dios…

Me lanzo a cargarla y ver que era la mujer que me había ayudado antes. Mis ojos se encharcaron en lágrimas al verla así, pero al menos estaba viva. Edric no decía nada. Podía reconocerla por sus ojos.

-Ayúdame a encontrar donde acostarla -La cargué en mis brazos-

Ambos bajamos hasta el primer piso cada escalón helado. La acosté en la mesa poniendo su bufanda como apoyo para la cabeza.

-¿La conoces?-me pregunta el-

-Algo así. Me salvó la vida una vez que entré a este mundo. Cuando  por fin lograríamos salir a través de una puerta, ella fue arrastrada ocasionando que solo yo lograra volver al mundo real -la volteo a mirar-

-Ustedes son solo viajeros con habilidades-se sienta en las escaleras-He leído que cada viajero tiene una habilidad…

-…

Estuvimos un tiempo en silencio. Edric entendía que quería esperar a que ella despertase, para así seguir un nuevo camino. Ella  es bellísima, piel blanca, ojos verdes muy claros. Cuando se volvió a su forma humana quedó casi desnuda. Puse una manta encima de ella. ¿Pensaron que me iba a quedar mirándola? Pues no.

-Pensé que te ibas a quedar mirándola así-me dice Edric sonriendo con malicia-

-No-me rio- no soy tan depravado.

La oscuridad se apoderaba de todo el lugar afuera, pero desde que encendí el reloj se iluminó un camino. Ella despertó muy asustada. Se levantó y me golpeó con sus piernas. Yo caí al suelo diciéndole que se calmara. Edric se quedó pasmado. Ella reaccionó al verse desnuda a lo que coge la manta y me dice:

-Lo siento-se sienta en la mesa- ha pasado tiempo.

-¿Estás bien?-le digo-

-No… viste mi rostro. Esta soy yo-mientras me mira-

-Tú estás muy cansada-me acerco lentamente-Estás  respirando muy agitadamente.
Ella se cae sobre la mesa, yo corro hacia ella y Edric también. Acomodo su cuerpo, ella me coge la mano, abre un poco los ojos y me dice:

-Necesito... volver a mi cuerpo.

-Te llevaré ahora mismo…

-No podemos, Neithan-me dice Edric-

-Debemos salir, buscar una puerta-la cargo con mis brazos-Tu cúbreme, usa sus puños.
Salimos de la torre a paso rápido, buscando alguna señal, pero no había nada y sentía que ella estaba perdiendo la vida. Más adelante había un cuerpo andando que corría hacía nosotros.

-Maldición, Edric, golpéalo- yo asumo posición de defensa-

Edric detiene  el cuerpo dejándolo  en el suelo. Decidimos avanzar corriendo hasta por fin encontrar una puerta.

-Yo los estaré esperando en la torre-me dice Edric-

-De acuerdo, cuídate, nos veremos en poco tiempo-le digo yo abriendo la puerta.
Edric se va cuando abrí la puerta. Las puertas daban miedo. Eran como agujeros negros que se suponía llevaban al mundo real, pero siempre daban esa sensación de terror de caer al vacío.

-Mi nombre es… Elodie-me dice ella agotada-búscame… en el hospital central.

-De acuerdo-cruzo la puerta y ambos caemos al vacío.

Desperté en mi cama muy asustado, como la sensación que a todos nos ocurre que sentimos que nos caemos cuando no es así. Miro a mi lado y veo a Anthea. Miro mis manos.

-Elodie y Edric-digo en voz muy baja-

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