EL VIAJE ASTRAL ~Capítulo 4~


~Capítulo 4~
Anthea abrió la puerta de mi apartamento con unas llaves que le di hace mucho tiempo. Ella se acerca a la cocina, me abraza por la espalda y me dice:

-¿Qué haces?-Me dice ella mirando desde mi hombro lo que se cocinaba-

-Cocino comida para comer-le contesto yo-

-Uy, que emoción-me dice ella sentándose en la sala- Me voy a tomar una ducha.

-Como quieras…Ah, hay ropa tuya en mi habitación.

Ella se levanta y se va para el baño. Seguí cocinando con normalidad pero no salía de mi mente lo que viví, aquella chica que me había ayudado ahora necesita mi ayuda. De igual forma no había olvidado a Damen, el tipo que pide ayuda encerrado en un cuarto. Podía deducir que ellos se encontraban en el mismo mundo pero en diferente lugar, era un lugar muy amplio. No, más bien una realidad muy amplia. Después de comer algo con Anthea nos acostamos, ya era muy tarde.

-¿Conseguiste pareja Neithan? –Me dice ella mientras me abrazaba-

-¿Qué?-Me pone una mano en el pecho-

-Tu corazón late rápido. Deberías decirme la verdad-Me presiona el pecho-

-Por Dios. ¿Me estás haciendo una escena de celos?-Me empiezo a reír-

-Si consigues pareja sería un problema. Mira la amistad tan única que tenemos. No podríamos hacer este tipo de cosas-me dice ella girándose-

-No te preocupes-Me giro y le beso la mejilla- Yo Te Quiero… como amiga claro-la abrazo-

-Ah, nos pasa igual-ambos nos reímos-

Sentía que algo, era una sensación indescriptible, era algo que daba asco.  Algo estaba hablando muy a lo lejos. <<ayúdame…el espejo…levántate>>. Abrí mis ojos y reconocí que era la voz de la mujer que me ayudó en el mundo astral.  Me levanté y fui hacia el espejo de la sala. Allí el brillaba, como si fuera un portal.

-Okey, allá voy.-Puse mi mano sobre la superficie del espejo-

Sentí como el tiempo se detenía y me transportaba. Aparecí en el parque del viaja astral anterior. No perdí el tiempo y fui a donde vi por última vez a  la mujer del rostro tapado. Cuando llegué solo encontré una bufanda azul,  de seguro era lo que le tapaba el rostro.

-Con que era una bufanda,-La recojo, la doblo y la meto en mi bolsillo- creí que era un trapo de cocina lo que ella usaba en su rostro.

Se notaba como el lugar cambiaba un poco más, lentamente pero cambiaba. Ya era más oscuro, habían mensajes en las paredes de las calles: <<Aquí había una puerta y ya no lo está>> <<Morirás>> <<Los espejos pueden ser salidas, lástima que todos están rotos>>  Miré al cielo y vi más mundos y tierra flotando, pero no tenía de cómo llegar a ellos, ya que creí que donde me encontraba yo no habrían respuestas. No habría respuestas porque no había ni un alma. -Parecía que aquí llegaban las almas al hacer el viaje astral supongo- me decía yo en la mente mientras caminaba por las calles.  Me dirigí a una torre donde había un reloj muy grande, pero era algo diferente. El reloj intentaba brillar pero parecía que algo lo obstruía. Fui a investigar. Estando muy atento de cualquier señal de la mujer que me ayudó.

Estaba muy cerca de la torre del reloj, tal vez unos cincuenta metros cuando algo empezó a perseguirme. Era un monstruo que tenía unas uñas muy grandes en sus manos y pies, su piel era roja, tenía cabello  hasta los hombros, unos dientes que se veían a través de sus mejillas, el ojo derecho como el de un humano y el izquierdo era oscuro. Mientras yo corría escuchaba sus gritos y me sorprendía su agilidad.

De repente me alcanzó, me tumbó al suelo y yo me giré. Se lanzó contra mí usando sus garras  y yo las detuve con mis manos, su fuerza era increíble, pero el miedo me estaba ganando.  Logré usar mis piernas para lanzar esa cosa y quitármela de encima, cojo una rama que estaba muy cerca de mí y sin pensarlo lo golpeo muy fuerte.  Eso serviría para noquearlo por unos segundos.

Entré rápidamente al lugar de al lado, una casa muy oscura. Lo sé, no era la mejor idea pero atranqué la entrada. No podía ver bien, la iluminación era muy escasa. Escuchaba los gritos de esa cosa junto a la puerta. Intenté avanzar lentamente por la casa, lo poco que podía ver era un sillón y alguien sentado. Era una figura muy oscura, sola, sentada y sin decir nada. Tragué saliva. Era uno de los que vi la anterior vez.  Pase por frente de el lentamente hacía donde podía ver una ventana. Cuando estaba cerca de la ventana  ví como me veía fijamente, yo frené  por el miedo. <<Ayúdame>> . Por un momento me asusté aún más.

-Puedes hablar-digo yo-

Pero me equivoqué,  reaccionó gritando a un nivel tan impresionante que se rompió la boca. Yo me tapé los oídos, cuando pude ver como su mandíbula caía al suelo. Corrí y me lancé por la ventana. Me levanté y seguí corriendo hasta llegar a la torre del reloj. La puerta estaba cerrada y se dirigían hacia mi más de esas cosas.  Golpeé la puerta hasta que alguien abrió.

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