EL VIAJE ASTRAL
~Capítulo 1~
Desperté en una de las mesas de la biblioteca de mi universidad, con un dolor de cabeza severo y la visión borrosa. Me pongo mis gafas que estaban a mi lado, cojo mi maletín y me dirijo a la salida pensando: -¿Cómo es que nadie me despertó?- Intenté abrir la puerta, pero estaba cerrada. Escuché un ruido proveniente de las estanterías del fondo, así que encendí mi celular y puse el ~Flash~ en modo linterna y empecé a acércame a las estanterías y oscuras. Cuando me encontraba muy cerca de mirar de donde venía el sonido, empecé a sudar a un nivel impresionante, parecía que estuviera cayendo una lluvia de gotas gruesas sobre mí. Llegué por fin a paso lento y ví una grieta en la pared. Parecía como si algo hubiera golpeado la pared, o como si algo quisiera salir de ahí. Y así fue, una mano salió de la pared y me arrastraba hacía donde ella. Era una mano algo rojiza, larga y con uñas afiladas. Yo gritaba e intentaba aferrarme de algo. Hasta que empecé a escuchar que alguien decía mi nombre y desperté.
-Por Dios, Neithan… -Dijo mi mejor amiga Anthea-
-Que dolor de cabeza- digo sobándome la cabeza-
-Vamos a casa-Me lo dice dándome un golpe en el hombro mientras se riéndose-
-Creo que soñaba algo… pero no logro recordar. De acuerdo, vamos.
Mientras salíamos de la universidad y nos dirigíamos hacía la motocicleta Anthea me decía: –Tienes que mantener esos sueños secos, Neithan-
-Vas a hacer que algún día todos se rían de mi por hablar tan alto- le digo soltando una sonrisa-
-Pasemos por una floristería, quiero comprar unas flores con matera para la ventana de mi habitación…amo las flores-Me dice ella-
-Ya lo sé, Señora de las Flores-Le digo-
-No soy vieja para que me diga señora-Me dice eso mientras me muerde el brazo-
-Ya, ya, calmada-Me deja de morder.
Pasado un tiempo la luna brillante se alzó ante toda la ciudad, ya era de noche. Yo estaba en mi apartamento en la sala de estar leyéndome un libro de lo más calmado de la vida hasta que me quedé dormido.
Me desperté en un bosque muy oscuro, donde los robles eran gruesos y oscuros, parecían árboles muertos. Me levanté y ví una casa al fondo, así que dudando un poco me dirigí hacía allí. Mis pasos eran contados y una gota fría bajaba por mi cuello. Llegué a la puerta y he intenté tocar el timbre y traspasé la pared, sorprendido pensé: –Esto es un sueño- Aunque creyera que era un sueño no despertaba, debió ser a que el sueño era demasiado real y no lo creía del todo. Seguí avanzando, inspeccionando la casa. Había una pareja de esposos: Hombre y mujer. La mujer pelirroja de unos cincuenta y seis años y su marido de la misma edad pero el pelo estaba blanquecino por la edad a suponer. Y por último un niño, de unos trece años, no debía considerarlo un niño, más bien un preadolescente.
Después de pasar un rato y ver que no podía sentir el tacto en las cosas decidí irme de allí. Entonces dirigí mis pasos hacia la salida. Salí de la casa y me estaba asustando de lo que estaba pasando, pero algo me alzó del cuello.
Algo apareció de la nada, y me alzó con mucho fuerza. Era oscuro, no tenía rostro, o su rostro era la oscuridad misma. Me alzaba y me apretaba más y más el cuello, sentí que iba a morir. Escuchaba que esa cosa decía algo incomprensible para mí. Desperté en mi sofá, pero no podía moverme. Algo me estaba apretando la pierna, como si quisiera tumbarme del sofá. Pude ver con mis ojos que era la misma mano del sueño de la biblioteca, pero está vez se le veía el hombro, como si formara parte de un cuerpo. Era una parálisis del sueño. En un momento desesperado me caí del sofá y pude moverme otra vez.
Estaba aterrorizado, por mi cuerpo pasaban monstruosos escalofríos y mi cuerpo se helaba. Eran las 3:45 de la madrugada. –Que pesadilla. Por Dios-.Me levanté y me serví un trago de vino en la cocina mientras pensaba lo que había soñado. Le escribí a mi mejor amiga: -He tenido una pesadilla muy espantosa- A esa hora era de esperarse que no me contestase ya que ella dormía como ladrillo en piscina, u otra comparación sería más bien: dormía como tronco. Después de treinta minutos aproximadamente apagué las luces y me fui a mi habitación.
A la mañana siguiente. Eran las siete de la mañana, el día era oscuro y nublado, en mi opinión era un gran día. Yo amo los días oscuros, nublados y llenos de frío. – ¿Volviste a soñar?, que extraño- Me decía Anthea por un mensaje de WhatsApp-Lo sé, creo que debe ser muy normal- Le dije yo- y con eso hice mis cosas típicas de la mañana, mi rutina mañanera supongo y me fui a mis clases de la universidad.
Yo estudiaba Licenciatura de Castellano. Era una de mis grandes aspiraciones enseñar a escribir y todo lo referente a la escritura. Todos mis estudios los pagaba gracias a la herencia que mis padres dejaron para mí. Tenía mi mente sin culpas en ese aspecto de estar gastando el dinero de mal forma que dejaron mis padres para mí, ya que comúnmente muchos estarían de fiesta en fiesta, drogas, mujeres y otras cosas. Pero yo no era así.
Yo tenía mis amigos y amigas, y tenía lo más cercano a un padre que era el Detective Philip Drake. ¿Por qué Philip era como un padre para mí? Mis padres desaparecieron cuando yo tenía cuatro años, ahora tengo veintitrés y él se encargó de hacer una investigación que tardó un año, pero no hubo resultados. A pesar de eso el me adoptó y cuido de mí, no le importó el dinero que me sería dado por derecho, porque jamás pidió una sola moneda del dinero que mis padres dejaron para mí. A los dieciocho años me fui a la universidad, quise independizarme y así lo hice. Obviamente no dejé así como así a Philip, ya que él no estaba solo. Él tenía una esposa llamada: Amanda y una hija llamada: Alyssa de siete años. Philip actualmente tenía cuarenta y cuatro y su esposa cuarenta.
Llegó la última hora de clase de mi jornada. Yo me dirigía a mi próximo salón y se me presenta Anthea al frente de mí. –Falta hoy a tu clase, quiero ir a comer algo hoy-me dice arrastrándome por el pasillo hacía la salida-
-Eres tan buena influencia-le digo yo riéndome- Si tú pagas, bien por mí.
-ella frena en seco y me mira seria-Me debes dos hamburguesas hace más de tres años-
-Está bien, vamos- y nos fuimos.
Estábamos comprando las hamburguesas y una ropa que a Anthea se le antojó. Cuando ella se estaba probando ropa yo me le perdí por un momento por andar mirando ropa para mí. De repente escuché.
-No encuentro a Neithan… ¡SASAGEYO, SASAGEYO!
-Entonces me pare enfrente de ella y seguí la canción-¡SHINZOU WO SASAGEYO!- Mano derecha empuñada en el centro de mi pecho, y la izquierda empuñada a mi espalda-
-Ambos estallamos en risas y ella me dice- Imposible para ti no cantar el tercer Opening de Shingeki No kyojin.
Llegamos a mi apartamento. Ambos nos cambiamos de ropa y nos quedamos viendo películas hasta muy tarde. Eran las dos de la madrugada cuando nos quedamos dormidos.
Tuve un sueño, en ese sueño estaba con alguien. Estaba con una muchacha que no reconocía, en un campo espacial, se veían muchos planetas, estrellas y frente a nosotros la tierra. De nosotros salía una energía de muchos colores, pero el color de ella era más bien un arte espacial. Sentía que nos conocíamos o que por lo menos congeniábamos de una forma impresionante.
-No me olvides, nos conocemos-me decía ella-
Desperté en mi habitación. Sentía que había soñado algo pero no lo recordaba. Mire a mi lado y estaba Anthea dormida como tronco. De su boca salía una saliva que se extendía hasta la punta de su barbilla, no pude evitar tomarle una foto y callarme. Me levanté, miré la hora y eran las doce del mediodía, era un sábado. Me cepillaba los dientes y me di al espejo y solté una lágrima de mis ojos.
-Qué raro…esta lagrima…
Era un día libre de estudio. Yo preparaba el desayuno mientras pensaba que no sabía cómo llegué a la cama si me quedé dormido anoche en la sala junto con Anthea. Anthea y yo nos conocemos desde que estábamos en el primer año de primaria, desde kínder para ser más exacto, es por eso que teníamos tanta confianza.
Miraba las noticias mientras se estaban cocinando unos huevos y me di cuenta que habían encontrado los cuerpos de una familia dentro de su propia casa y era justo en mi ciudad a las afueras.
-Los cuerpos que encontramos son un Padre, una madre y un niño en estado de coma, que fue enviado al hospital inmediatamente-Decía Philip Drake a los reporteros-
-Al parecer tienes trabajo- digo yo mientras veo la noticia-
Serví el desayuno y desperté a Anthea también. El día transcurrió con suma normalidad, Anthea se fue y volví a estar solo en mi apartamento. Me invadía el sueño y sin darme cuenta me dormí.
Desperté frente a mí mismo. Me podía ver dormido. Para mí era increíble, pero me estaba asustando. Salí de mi apartamento y pasé al de al lado donde vivía una vecina mía. La veía dormir con muy poca ropa, y a su lado habían muchas sombrar con formas humanoides. La vecina tenía 3 gatos, y sí estaba soltera, era más conocida por ser la loca de los gatos y de la limpieza. Ella movía mucho la cabeza, pero parecía que lo estaban ocasionando las sombras al lado de su cabeza. Yo intenté acercarme he intentar tocar esas sombras. Al intentar hacer eso estás sombras les salieron ojos rojos y me dirigieron la mirada, automáticamente desaparecieron. Yo no sabía que pensar más aun así me dirigí al apartamento de un compañero de mi misma clase.
Ví a mi compañero estar muy asustado mientras dormía, estaba sudando a niveles impresionantes y escuchaba su corazón latir muy rápido. Toqué su hombro y sentí como todo el cuerpo se me electrizaba y aparecí en otro lugar.
Estaba frente a mis ojos a mi compañero siendo ahorcado por alguien, en un campo oscuro. Yo estaba aterrorizado. No lograba saber si eso era alguien porque solo era una sombra muy oscura. Era como una sombra más oscura que un agujero negro. Después de haberlo ahorcado se lo devoró, pero de su cabeza salieron dientes que lo succionaron. Yo sin pensarlo me levanté y corrí pegándome golpes en el rostro para poder despertar. Esa cosa me alcanzó haciéndome sentir un fuerte quemón en la pierna haciéndome caer al suelo. Pero desperté en mi habitación. Justo alguien estaba tocando a mi puerta.
Me levanté con un dolor de cabeza muy latente. Caminaba sosteniéndome de la pared y viendo muy borroso. Me asomé por la mirilla de la puerta y vi a mi compañero con el cuello torcido frente a la mirilla. Yo salté hacía atrás y desperté de nuevo en mi sofá.
-Por Dios-digo yo poniendo mi mano en mi cabeza-
Me levanto para mirar por la ventana y ver que es de noche. Ví que había un coche de patrulla en la entrada del edificio. ¡Tin, tin tin! El sonido del timbre de mi puerta me asustó. Me dirijo a la puerta, miro la mirilla y es Philip, a lo cual yo le abro la puerta con un abrazo.
-¿Y eso por aquí?-Le pregunto yo-
-Necesito hacerte unas preguntas-me dice el, con una señal en sus ojos de miedo-
-¿Por qué?-le pregunto yo-
-Tu vecino fue hallado muerto.
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